Scott comenzó a beber y a consumir drogas a la edad de 12 años, involucrándose en actividades delictivas que lo llevaron a ser arrestado a los 19 años. A lo largo de su vida, enfrentó múltiples detenciones y pasó por prisión varias veces hasta que cumplió 28 años.
  
El momento decisivo en la vida de Scott ocurrió durante una visita al cine, donde vio la película de terror “El exorcismo de Emily Rose”. Aunque había ido buscando un momento de terror, se sintió profundamente tocado por la presencia de Dios. “Salí del teatro llorando, algo estaba pasando dentro de mí”, recuerda Scott, un sentimiento que marcaría el inicio de su transformación personal.

Al día siguiente de esa experiencia, Scott fue arrestado nuevamente, pero esta vez tomó una decisión clave: pidió una Biblia. Este simple acto se convirtió en el primer paso hacia una nueva vida. Tras su arresto, comenzó a explorar las Escrituras, en busca de respuestas a su dolor y confusión, y eventualmente fue invitado a un servicio religioso.

Fue en ese servicio donde Scott escuchó el Evangelio por primera vez, lo que conmovió su corazón. Durante la invitación a entregarse a Jesús, se levantó y se acercó al altar, donde se arrepintió de su vida de pecado y depositó su fe en Cristo. Este fue un punto de inflexión que lo llevaría a una vida nueva y transformada, evidenciando el poder de la redención y la gracia de Dios.

“Fue un punto de inflexión en mi vida. Nunca volví a ser el mismo”, expresó.

A pesar de enfrentar momentos difíciles, como quedarse sin hogar y regresar a prisión por quinta vez, Scott Highberger decidió no rendirse. Al salir de prisión, se unió a una iglesia local, donde comenzó a trabajar en el ministerio penitenciario y eventualmente se convirtió en pastor.