Lunes 27 de Octubre de 2025

TEMA DE CONVERSACIÓN

27 de octubre de 2025

¿Creyente o Discípulo? La Diferencia que Define Nuestra Misión

Hoy abordamos un tema fundamental en nuestra fe. Sabemos que Dios envió a Su Hijo para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, sino que tenga vida eterna (Juan 3:16). En Cristo, encontramos un regalo invaluable: salvación, vida eterna y vida en abundancia.

Sin embargo, es crucial hacer una distinción que marca el rumbo de nuestra vida espiritual: hay una gran diferencia entre ser creación de Dios y ser hijo de Dios. Toda persona es una creación amada por el Creador, pero solo se convierte en hijo de Dios aquel que cree en Cristo Jesús y lo recibe en su corazón (Juan 1:12). Esa es la puerta de entrada: la fe personal en el Salvador.

Pero la historia no termina ahí. Ser hijo de Dios nos lleva a un llamado más profundo. Debemos ser conscientes de que la venida del Señor está cerca, y es importante entender que Él viene a buscar discípulos, no solo creyentes nominales.

¿Cuál es la característica de un verdadero discípulo?

1. Entiende la condición del hombre: Comprende la desesperada necesidad del que no conoce la salvación, que está destituido de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Esta comprensión no produce desdén, sino compasión.
2. Anuncia al mundo con urgencia: Sabe que hay dos caminos, como nos advierte Jesús en Mateo 7:13-14: el camino ancho que conduce a la perdición y el camino angosto que lleva a la vida. El discípulo no se guarda esta verdad para sí mismo; la proclama como una advertencia y una invitación.
3. Sigue los pasos de Jesús: ¿De qué manera? Predicando el evangelio de Cristo. Esta no es una sugerencia, sino el mandato central de nuestra misión en la tierra.

TODOS DEBEMOS EVANGELIZAR

Esta es la Gran Comisión, nuestro deber y privilegio:

· "Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones..." (Mateo 28:19)
· "...y me seréis testigos... hasta lo último de la tierra." (Hechos 1:8)
· "Que prediques la palabra..." (2 Timoteo 4:2)

REQUISITOS PARA DAR FRUTO

Para cumplir con esta misión, no podemos confiar en nuestras propias fuerzas. El requisito fundamental es permanecer en Cristo.

· "Permaneced en mí, y yo en vosotros... porque separados de mí nada podéis hacer." (Juan 15:4-5)

Es desde esta conexión viva con Jesús que nuestra vida produce el fruto genuino que impacta al mundo.

Para Reflexionar: ¿Qué frutos estamos dando?

Al final, nuestra vida espiritual se evalúa por sus frutos. Jesús fue muy claro al respecto:

Leer Mateo 7:15-20

Estos versículos nos confrontan con una pregunta decisiva: ¿Estamos dando los frutos de un creyente pasivo o los de un discípulo comprometido?

El fruto de un discípulo es visible: amor por los perdidos, obediencia a la Palabra, carácter transformado y una voz que no se cansa de señalar el camino de salvación. Es hora de examinarnos. ¿Somos solo creyentes que disfrutan de la salvación, o somos discípulos que, habiendo sido salvos, dedican su vida a que otros también conozcan al Salvador?

La hora es urgente. La misión es clara. Seamos discípulos que dan fruto para la eternidad.

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